¿Te has dado cuenta de que tu piel tiene un aspecto mucho peor en las épocas en las que estás más estresada?
La doctora Lidia Díaz Méndez, directora de la Unidad de Medicina Estética del Instituto Europeo de Estética Avanzada (IEEA), explica que la piel expresa de forma visible todos nuestros sentimientos o estados de ánimo.
De acuerdo con Díaz Méndez, cuando tenemos ansiedad de un modo continuado se genera una mayor producción de cortisol y adrenalina que, a su vez, van a afectar a la producción de estrógenos y testosterona, lo que va a originar alteraciones de distinto tipo en nuestra piel.
En consecuencia, la ansiedad afecta directamente a la degradación del colágeno y del ácido hialurónico, tan importantes para lucir una piel bonita y más joven.
En el caso específico del colágeno, el cortisol que se segrega es capaz de hacer que su pérdida sea diez veces superior a la normal, algo que se traduce en líneas de expresión más marcadas, pérdida de volumen y tono más apagado.
Las consecuencias más visibles del estrés y la ansiedad son:
- Hinchazón de ojos y las ojeras.
- Aparición de granos aislados o en forma de un brote de acné.
- Urticaria de tipo psicogénico que provoca la necesidad de rascado.
- Caída del pelo.
- Caspa/aumento de grasa/picores en el cuero cabelludo.
- Sudoración excesiva.
- Rubor o enrojecimiento de la piel.
La ansiedad y el estrés también pueden provocar el empeoramiento de otras enfermedades ya existentes (herpes labial, psoriasis, eccemas, dermatitis)
¿Cómo remediar esta situación?
Los cosméticos con cafeína y dormir 8 horas cada día es uno de los mejores secretos de belleza.